En palabras del Valle Salado de Añana:
La sal, que es un compuesto de cloruro (60%) y de sodio (40%), no la necesitamos sólo para acentuar el sabor de los alimentos, sino que es imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.Y a pesar de ello, durante las últimas décadas se ha considerado una de las bestias negras de la nutrición, que casi había que desterrar de nuestras cocinas, por sus efectos negativos en la salud, entre los cuales están la hipertensión y sus consecuencias sobre el sistema cardíaco.
Los científicos siguen investigando, pero han descubierto que la relación no es tan directa como se creía y que depende de otros muchos factores, como la capacidad del riñón para excretar o conservar el sodio como regulador de la presión arterial. En términos de salud este es el componente que más preocupa a los expertos. Pero tanto el sodio como el cloruro son los electrolitos más abundantes en el cuerpo humano y sus átomos con carga eléctrica actúan sobre el sistema nervioso y la musculatura y regulan tanto el volumen como la presión de la sangre.
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